Creo que más de uno se puede sentir identificado en esta fecha de forzados reencuentros entre personas que lo único que comparten es un apellido. Es un retrato de familia (no necesariamente la mía), institución que se intenta ridículamente honrar y que no olvidemos en muchos casos es origen de las más oscuras frustraciones, ardores y rencores.
sábado, 1 de enero de 2011
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